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En mi artículo anterior Enero sin «Tarjetear» sugerí no usar las tarjetas de crédito por encima de lo que podemos pagar por mes. Algunas personas me han escrito contándome sus experiencias en el tema y me gustaría compartir la mía.

En el 2000 recibí mi primera tarjeta de crédito. Me la dieron sin pedirla, patrocinada por la empresa que me contrató (poco después descontinuaron esa práctica tan absurda).  La usé con moderación hasta que en el 2001 compré mi primer carro tomando todo el dinero que tenía y recurrí a la tarjeta para cubrir los gastos que normalmente pagaba con mi salario. Recuperarme me demoró más de lo que pensé y terminé pagando mucho dinero en intereses.

Poco tiempo después acepte una segunda tarjeta de crédito patrocinada por una tienda. La tomé para comprar a precio de oferta unos muebles que me gustaban. Aunque las condiciones eran buenas, nunca recibí los estados de cuenta y olvidaba hacer los pagos. El banco no ofrecía la opción de hacer pagos en línea, así es que cuando recordaba ir a sus oficinas, ya había pasado la fecha límite.  La devolví, no sin antes pagar en intereses lo que ahorré con la oferta de los muebles.  Luego cambié de banco un par de veces, básicamente buscando mejor servicio y condiciones.

Cosas buenas que obtengo…

Un mes de financiamiento gratis.  Pago mis gastos con la tarjeta y a fin de mes, cuando recibo mi salario, pago la totalidad de mis compras del periodo.  El banco no me cobra intereses.

Cuotas fijas sin intereses.  Muchas tarjetas ofrecen la posibilidad de pagar algunas compras en un número fijo de cuotas sin intereses.  Eso ayuda a no tener que desembolsar montos altos; sin embargo, no hay que asumir deudas que excedan nuestra capacidad de pago de contado para no acumular deudas.

Promociones.  Muchos bancos se asocian a comercios para ofrecer descuentos especiales a sus clientes.

– Mas sencillo. No hace falta tener mucho efectivo en la bolsa y con los pagos on-line y los cargos directos, no hace falta ir al banco.

Buen record crediticio. El mantener un buen registro de crédito con la tarjeta te da una imagen financiera positiva que ayuda al solicitar un préstamo.

– Compras gratis.  He comprado muchas cosas con las millas de la tarjeta sin pagar nada. Aunque realmente lo que se acumula en millas es poco, siempre es una ventaja.

Cosas que aprendí…

– Nunca gastar más de lo que puedo pagar al contado. Si no tengo dinero, no compro.

– El «pago mínimo» es el inicio del fin.

– Menos es más. Una sola tarjeta es suficiente.

– Aceptar una tarjeta para aprovechar una promoción es mala idea. Las tarjetas de crédito se eligen por las condiciones y servicios que ofrece el banco.

Como cualquier herramienta, las tarjetas de crédito no son buenas ni malas.  Su resultado depende del uso que les damos.